La gloria
de Dios, es que el hombre viva
(san
Ireneo, obispo de Lyon, Contra las herejías
Libro 4, 20,5-7)
Libro 4, 20,5-7)
El papa Francisco en sus
declaraciones ante los periodistas, en vuelo desde Sri Lanka a
Manila, habilitó o legitimó una contra-corriente que por lo bajo se
venía haciendo sentir en las redes sociales: #YoNoSoyCharlie.
La necesaria y rápida
solidaridad en todo el mundo a los asesinados en el Semanario
Satírico Charlie Hebdó y al pueblo francés, agredido por una
acción aberrante y en todo condenable, se nucleó tras el hashtag
#YoSoyCharlie. Sin embargo lo que en esa bolsa de declaraciones
aparecía era evidentemente contradictorio y dispar. Desde defensores
de los derechos humanos, progresistas de izquierda, promotores de la
paz mundial entre religiones, hasta partidarios del liberalismo más
recalcitrante.
Es quizás tiempo de
realizar una acción pensante que sacuda los lugares comunes de la
solidaridad sin más. Eso sí, sin ambigüedades en el rechazo a toda
acción asesina.
Una vez más resuena, la
voz valiente de un papa sin temores. La voz a contramano por un mundo
con necesidad de transformaciones históricas y de carácter
civilizatorio. Aunque en este juego de oposiciones, también en el
paquete de #YoNoSoyCharlie hay heterogeneidades y contradicciones, la
oposición ayuda a pensar y alumbrará un nuevo lugar desde el cuál
mirar la complejidad de la trama.
El papa Francisco
instaló el debate sobre la libertad: de culto, de expresión, y por
extensión sobre las “otras libertades” también, al decir “no
se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar el pelo a
la fe”, y también “en la libertad de expresión hay límites”.
Citó ejemplos de las guerras “de religión” como la “Noche de
San Bartolomé” en el s. XVI donde católicos asesinaron miles de
protestantes en Francia.
Inspirados por la
actitud del papa, cabe preguntarse ¿son “de religión” estos
hechos a los que asistimos? ¿Qué tan real es la separación moderna
entre política y religión? ¿Es válida esta concepción
volteireana de la libertad para la construcción de una humanidad en
paz? ¿Es posible la libertad a toda costa? ¿Colabora en el camino
hacia una “pax perpetua” la pretensión moderna de extirpar de la
vida pública toda expresión religiosa? Recordemos que estas
concepciones se instalaron a sangre, fuego y guillotina en la
Revolución Francesa. Ni siquiera Robespierre pudo escapar al
ajusticiamiento que el mismo ayudó a instalar en la Francia del
Terror contra aquellos que se oponían a la Revolución. Habría que
buscar en los orígenes filosóficos y políticos de esta Modernidad
algunas claves para pensar el presente y el futuro en dimensiones
planetarias.
Europa, y Francia en
particular, hicieron escuela de terrorismo de estado, dentro y fuera
de sus fronteras. Sus cuadros militares y hasta religiosos enseñaron
tortura, represión y “consuelo espiritual” a ejercitos y agentes
del tercer mundo para desarrollar dictaduras y gobiernos despóticos.
El colonialismo genocida del siglo XX los tuvo como abanderados, y
hoy cooperan en los manotazos por mantener la hegemonía mundial de
los EEUU. Desde luego no citamos estos elementos para justificar los
ataques al Charlie Hebdó, pero tampoco pueden ocultarse al sentido
común, que forma su opinión por los sesgos de las grandes cadenas
de información del imperialismo mundial, que consigue justificar sus
teorías de seguridad y vigilancia global.
Se hace necesario
caminar con sólidas formaciones y conocimiento en torno a las
tradiciones religiosas y espirituales del mundo, como patrimonios
espirituales de la Humanidad. Es tarea para todos aquellos que
quieran colaborar en la construcción de un mundo más humano. En
especial para los militantes políticos, intelectuales de todo orden,
aquellos que tienen responsabilidades públicas, comunicadores, etc.
Debe construirse un nuevo movimiento de derechos humanos en torno a
lo religioso, como se fue conformando en torno al género, las etnias
y a los crímenes del terrorismo de estado.
Esta “civilización
pasada de rosca”, globalización de la indiferencia”, con una
“economía de exclusión1”
que pone por delante al “dios dinero”, exacerbando el consumo
frente a toda vida humana, cosecha tempestades, inseguridad,
violencia, pobreza y muerte en todas las regiones del mundo. La
filosofía política puede encontrar en las grandes tradiciones
religiosas criterios y orientación para basar un nuevo paradigma:
rezan los textos sagrados desde Hamurabbi y Egipto, pasando por la
Biblia y el Corán el precepto común y misericordioso de “dar de
comer al hambriento, dar de beber al sediento, consolar a la viuda y
vestir al peregrino2”.
Es decir, reencontrarse con las bases espirituales que empujan a
realizar una opción por los últimos, por los desheredados de la
tierra. Ahí si la espiritualidad, la religión, una opción ética
por los valores fundamentales de la vida humana se reconstituirá
como co-laborador de la historia hacia democracias cada vez más
radicales y proyectos de justicia social.
Como señala el filósofo
mendocino Enrique Dussel, hay que comenzar una “crítica de la
religión”. Esas corrientes fundamentalistas que están en todos
los relatos religiosos, sí son “el opio de los pueblos”. Es un
fenómeno extendido en todo el mundo, y América Latina no es ajeno,
que ante la crisis de identidad, el contexto de exclusión, la falta
de proyecto de las juventudes crecen y se ensanchan los movimientos
religiosos ultraconservadores e integristas: los fundamentalismos
islámicos, judíos sionistas, algunas iglesias pentecostales, y
nuevos movimientos católicos, etc. fortalecen proyectos políticos
de las derechas en todos los continentes3.
Ante tanta complejidad
nos queda el pensar. Ponernos sobre los acontecimientos contemplando.
Intentado discernir los signos de estos tiempos. Buscando esas señas
de los dioses huidos de los que nos hablaba Heidegger. Hacerle
lugar a lo Sagrado, para que de la mano de poetas y pensadores
que embellezcan otra vez nuestra tierra, abramos el camino hacia un
Otro Comienzo.
Foto: laverdadyucatan.com
1Cfr.
FRANCISCO, papa; Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium;
CEA; Buenos Aires 2013
2Enrique
Dussel, Seminario “Filosofía Política actual en América Latina”
dado en la Universidad Nacional de Cuyo (2012)
3Para
profundizar estudios sobre las configuraciones religiosas populares
y cristianas de la cultura actual Cfr. estudios de sociología de la
religión de Fortunato Mallimacci (UBA) y pbro. Marcelo González
(UBA).